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Sí, hola, ¿cómo estás? Soy la doctora Jimena González Cal y Mayor y, continuando con el tema del tracto gastrointestinal, recuerden que este mes de abril estamos hablando aquí en Punto Clínico con especialistas sobre el tracto gastrointestinal. Nos toca hablar ahora del estómago y también un poco del intestino, de sus funciones y qué problemas pueden surgir.

El estómago es una dilatación del tubo digestivo con forma de “J”. Este se comunica con el esófago a través de una estructura del estómago que se llama cardias, y el estómago se conecta con el intestino delgado a través de una estructura que se conoce como píloro. Tanto el cardias como el píloro funcionan como una válvula, lo que regula el paso del alimento.

Ahora, el estómago actúa principalmente como un reservorio para almacenar grandes cantidades de comida que acabamos de ingerir, permitiendo que puedas seguir comiendo de forma intermitente. Es decir, no es necesario comer todo en un solo momento.

El paso del contenido gástrico al intestino delgado, o duodeno, que es la primera parte del intestino, no es complicado pero requiere que ciertos procesos ocurran en el estómago para que el alimento pueda pasar a través del píloro. Dado que el estómago tiene una capacidad mayor que el intestino delgado, que como su nombre indica es un tubo mucho más delgado, la capacidad volumétrica es muy inferior a la del estómago.

Aquí es donde entra la función del píloro, que va dejando pasar poco a poco el alimento que se ha ido degradando en el estómago. En el estómago hay diferentes tipos de células que participan en la secreción del jugo gástrico, el cual contiene sustancias importantes como la pepsina y también ácido clorhídrico, que son los principales responsables de la digestión gástrica del bolo alimenticio.

Además, el estómago facilita que los alimentos se trituren y se mezclen con el jugo gástrico debido a movimientos que contraen las paredes del estómago, lo que ayuda a descomponer el alimento. Una vez mezclados los jugos gástricos con el bolo alimenticio, y que este se ha triturado en el estómago, al pasar por el píloro al duodeno ya no se conoce como bolo alimenticio, sino como quimo.

En cuanto al intestino delgado, tiene una longitud de seis a ocho metros y se divide en tres tramos: el duodeno, el yeyuno y el íleon. El duodeno está separado del estómago por el píloro y recibe la bilis que viene del hígado y el jugo pancreático que viene del páncreas. El yeyuno y el íleon son las otras dos estructuras que conforman el intestino delgado. El íleon se comunica con el intestino grueso o colon por una válvula que se conoce como válvula ileocecal.

En el intestino delgado continúa la digestión de los alimentos hasta que se convierten en componentes elementales, aptos para ser absorbidos. Aquí juegan un papel fundamental la bilis y el jugo pancreático, que contienen enzimas que rompen el quimo para que pueda ser absorbido. Una vez mezclado el quimo con todas estas secreciones, se convierte en quilo.

Las paredes del intestino delgado también tienen una capacidad contractil que ayuda a que se siga mezclando y degradando el alimento, y también para que se propulse hacia adelante.

Una vez que los alimentos están degradados en los componentes más elementales, es cuando se absorben por el tracto intestinal. En el intestino delgado, además de los nutrientes, también se absorben sal y agua. Este proceso es muy eficiente, ya que menos del cinco por ciento de las grasas, carbohidratos y proteínas ingeridas son excretadas por las heces fecales en adultos que llevan una dieta normal.

Espero que hayan entendido bien estos términos, aunque sean un poco complicados. Continúen viendo estos videos porque ahora vamos a hablar un poco acerca del colon. Que estén muy bien y recuerden acudir a Punto Clínico. Nuestros especialistas son excelentes, y también recuerden que el médico especialista en ver todo acerca de tu tracto gastrointestinal es el gastroenterólogo. En todas nuestras sucursales tenemos excelentes gastroenterólogos. Que tengan un excelente día, hasta luego.

Médicos Especialistas

Estómago e Intestino

La doctora Jimena González Cal y Mayor explica las funciones esenciales del tracto gastrointestinal, con énfasis en el estómago y el intestino delgado. Describe el estómago como una dilatación del tubo digestivo en forma de “J”, que se conecta con el esófago a través del cardias y con el intestino delgado mediante el píloro. Estas estructuras funcionan como válvulas que regulan el paso del alimento.

El estómago sirve principalmente como un reservorio para almacenar y digerir grandes cantidades de comida. Utiliza movimientos de contracción y el jugo gástrico, que contiene enzimas como la pepsina y ácido clorhídrico, para descomponer el bolo alimenticio en una sustancia más fina llamada quimo.

Posteriormente, el quimo pasa al intestino delgado a través del píloro. El intestino delgado, que mide entre seis y ocho metros, está compuesto por el duodeno, el yeyuno y el íleon. El duodeno recibe bilis del hígado y jugo pancreático, que son cruciales para la digestión adicional del quimo. Las enzimas presentes en estos jugos ayudan a descomponer aún más el quimo en componentes más simples, facilitando su absorción en el intestino.

El proceso de digestión y absorción es altamente eficiente, permitiendo que el cuerpo absorba la mayoría de los nutrientes y excrete menos del cinco por ciento de las grasas, carbohidratos y proteínas ingeridas a través de las heces. Este sistema no solo permite la nutrición adecuada sino que también regula el volumen y la composición de lo que finalmente se excreta.

La doctora concluye recordando la importancia de la consulta regular con especialistas en gastroenterología para mantener una salud gastrointestinal óptima.

Preguntas Frecuentes

El estómago actúa como un reservorio para almacenar y comenzar la digestión de los alimentos. Mediante la secreción de jugo gástrico, que contiene enzimas como la pepsina y ácido clorhídrico, el estómago descompone el bolo alimenticio en una sustancia más fina llamada quimo.
El cardias es la estructura que conecta el esófago con el estómago, y el píloro es la estructura que conecta el estómago con el intestino delgado. Ambas funcionan como válvulas que regulan el paso de los alimentos.
El alimento, una vez transformado en quimo en el estómago, pasa al intestino delgado a través del píloro. Este proceso es gradual y regulado para asegurar una digestión eficiente.
El intestino delgado se divide en tres partes: duodeno, yeyuno e íleon. El duodeno recibe y mezcla el quimo con bilis y jugo pancreático para continuar la digestión. El yeyuno y el íleon participan en la absorción de nutrientes hacia el torrente sanguíneo.
En el estómago, la pepsina y el ácido clorhídrico son cruciales para descomponer proteínas. En el intestino delgado, enzimas como la amilasa, lipasa y tripsina del jugo pancreático juegan un papel fundamental en la digestión de carbohidratos, grasas y proteínas, respectivamente.
Los nutrientes se absorben a través de las paredes del intestino delgado después de que las enzimas han descompuesto los alimentos en componentes más simples. Este proceso de absorción ocurre principalmente en el yeyuno y el íleon.
El proceso digestivo es muy eficiente, permitiendo que menos del cinco por ciento de las grasas, carbohidratos y proteínas consumidas sean excretadas en las heces fecales, lo que significa que la mayoría de los nutrientes son absorbidos.
Consultar regularmente con un gastroenterólogo es vital para mantener una salud gastrointestinal óptima, diagnosticar y tratar problemas digestivos tempranamente, y recibir asesoramiento adecuado sobre nutrición y manejo de enfermedades gastrointestinales.

Resumen y Recomendaciones

  1. Alimentación equilibrada: Consumir una dieta rica en fibra, frutas, verduras y granos enteros. Evitar alimentos excesivamente procesados y con alto contenido de grasas saturadas.
  2. Hidratación adecuada: Beber suficiente agua a lo largo del día para ayudar a facilitar la digestión y la absorción de nutrientes, y para mantener un buen tránsito intestinal.
  3. Comidas regulares y moderadas: Evitar comidas copiosas que sobrecarguen el estómago y el intestino. Preferir comidas más pequeñas y frecuentes para facilitar la digestión y evitar la distensión gástrica.
  4. Mantener un horario de comidas consistente: Comer a horas regulares puede ayudar a regular las funciones digestivas y mejorar el metabolismo.
  5. Ejercicio regular: Mantener una rutina de actividad física ayuda a mejorar la motilidad intestinal y la salud general.
  6. Evitar sustancias irritantes: Limitar el consumo de alcohol, cafeína y evitar el tabaco, ya que pueden irritar el revestimiento del tracto gastrointestinal y afectar las funciones digestivas.
  7. Gestión del estrés: El estrés puede afectar significativamente la digestión y la salud gastrointestinal. Practicar técnicas de manejo del estrés como la meditación, yoga o ejercicios de respiración puede ser beneficioso.
  8. Revisiones periódicas con un gastroenterólogo: Consultar regularmente a un especialista puede ayudar a detectar y tratar a tiempo cualquier problema gastrointestinal y recibir consejo experto adaptado a necesidades individuales.
Estas recomendaciones están diseñadas para promover un sistema digestivo saludable y prevenir problemas comunes como indigestión, reflujo y trastornos intestinales.

*Toda la información aquí contenida se publica con fines informativos y no reemplaza la evaluación de un(a) Médico(a) capacitado(a) para hacerlo. Todo método, procedimiento y/o equipo aquí descrito puede variar por médico y sucursal sin previo aviso. Ante cualquier duda, consúltanos directamente.

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