Mantén a tu Hijo Hidratado: Asegúrate de que beba suficiente agua y otros líquidos saludables como caldos o tés suaves. La hidratación es clave para aliviar la congestión y mantener la energía del cuerpo.
Fomenta el Descanso: El descanso es esencial para que el cuerpo de tu hijo se recupere. Anímalo a dormir lo suficiente y a limitar las actividades físicas mientras esté enfermo.
Usa un Humidificador: Mantén un humidificador de vapor frío en su habitación para ayudar a aliviar la congestión nasal, especialmente durante la noche.
Alivia el Malestar con Medidas Caseras: Usa soluciones salinas para limpiar las fosas nasales y aplica compresas tibias en el cuello para aliviar el dolor de garganta. Si es necesario, consulta con el pediatra sobre el uso de medicamentos como paracetamol para bajar la fiebre.
Monitorea los Síntomas: Mantente atento a la evolución de los síntomas. Si la fiebre dura más de tres días, la tos empeora, o si notas dificultad para respirar, consulta a un médico de inmediato.
Evita la Propagación del Resfriado: Enséñale a tu hijo a cubrirse la boca al toser o estornudar, a lavarse las manos frecuentemente y a evitar compartir utensilios o juguetes con otros niños mientras esté enfermo.
Mantén la Calma: Los resfriados son comunes y generalmente no son graves. Con los cuidados adecuados, tu hijo debería recuperarse en una semana aproximadamente. Confía en tu instinto como padre y busca atención médica si algo te preocupa.
Consulta Siempre con un Profesional de la Salud: Ante cualquier duda o si los síntomas parecen fuera de lo común, no dudes en contactar al pediatra para recibir orientación y asegurarte de que tu hijo recibe el mejor cuidado posible.
*Toda la información aquí contenida se publica con fines informativos y no reemplaza la evaluación de un(a) Médico(a) capacitado(a) para hacerlo. Todo método, procedimiento y/o equipo aquí descrito puede variar por médico y sucursal sin previo aviso. Ante cualquier duda, consúltanos directamente.